Cuáles son las técnicas que nunca fallan para encender y enloquecer sexualmente a tu mujer? Te proponemos una lista de diez formas para que nunca falle el erotismo, la pasión y la cachondería en tu cama
1.- Aceite, calor y decisión
Cualquier mujer que se precie de tener sangre en las venas siempre te agradecerá un buen masaje. Con el simple hecho de que poses tus manos sobre su espalda o su cuerpo desnudo, ya estarás matándola de placer. Así que no te limites, aprovécha y siéntete en terreno dominado. Por principio, te aconsejamos que te armes con todos los aditamentos necesarios: música relajante y calmada, inciensos o aromas deliciosos (tu loción puede hacernos entrar en trance), un ambiente rodeado de velas o poca luz y poco ruido. Una vez que tengas todo, entonces sí, pon las manos, literalmente, sobre la masa. Si eres inexperto, intenta masajear primero su espalda con movimientos circulares (evita tocar su columna vertebral, enfócate a sus músculos). Ya que la tengas relajada, no permitas que se duerma. Cámbiala de posición inmediatamente y ya de frente, practica otro tipo de masaje, más sensual y erótico: esta vez con la lengua. Intenta hacer los mismos movimientos circulatorios con ésta y utiliza tus manos para tocarla de forma más sensual. Chupa sus pezones mientras tus dedos juegan con su vagina. No permitas que ella se mueva demasiado. Que sienta que está a expensas tuyas y que es una víctima de todo lo que puedes hacerle o provocarle. De ser posible, véndale los ojos para que su placer aumente. Sorpréndela penetrándola, saliendo y volviendo a acariciar. Voltéala nuevamente, masajéale la espalda o las piernas y nuevamente penetrarla. Tu mujer tendrá una sonrisa de oreja a oreja al día siguiente, te lo aseguramos.
2.- El punto exacto del placer
Mucho se dice del clítoris, de sus millones de terminaciones nerviosas y de su escondite. No está de más recordar su ubicación: el clítoris es la terminación pequeña y rosada que se encuentra en la parte superior de la vulva, escondida entre los pliegues al inicio de la vagina. Si un día quieres un poco de sexo salvaje y violento para que tu mujer se prenda como nunca, jugar con tu lengua en el clítoris, nunca falla... si sabes hacerlo.
Una vez encontrado, te recomendamos tratarlo con cuidado. Tócalo primero, con la yema de uno de tus dedos y rózalo apenas. Luego aparta con suavidad los pliegues que lo cubren, con tus dos dedos pulgares. Lámelo con calma, lame un poco la punta con movimientos breves y lentos. Toma tu tiempo para descubrirlo y ver cómo se erecta poco a poco y pasa del tono rosado al rojo ardiente.
Cuando sientas que tu mujer te pide a gritos que la penetres... no lo hagas. Manten la calma e introduce dos dedos, ligeramente, intentando tocar el punto G (que se encuentra en la parte superior de la vulva por dentro de la vagina). Sigue tocando el clítoris y no dejes de mover tus dedos dentro de ella. Haz movimientos lentos, pero intensos. Sé cuidadoso para no lastimarla, porque un roce excesivo del clítoris puede ser muy doloroso. Una vez que la sientas excitada, entonces penétrala. Si puedes hacer que ella tenga los ojos vendados mientras realizas esta práctica será mucho mejor, así no sabrá en qué momento la penetrarás y ¡eso le excitará como no te imaginas!
De vez en cuando, lame su cuello o sus antebrazos. Dale pequeñas dosis de placer, pero manténla en suspenso
3.- Caricias a flor de piel
A veces abusas de tu fuerza a la hora de tener sexo. Pero a las mujeres, y como buen preámbulo para iniciar un rato sexual, nos gusta sentirnos tocadas y estremecidas de forma delicada. Y lo mejor de todo, no es difícil para ustedes ni requiere mucho esfuerzo.
Cuando ambos estén desnudos, toca con la punta de tus dedos los puntos que hagan que muera de placer como pezones, planta de sus pies, antebrazos, rodillas, pantorrillas, codos, cuello, columna vertebral, ombligo y nalgas. Si sigues nuestras instrucciones, la tendrás muerta. Lo importante es tocarla como si apenas quisieras acariciarla, es decir, no totalmente, sino rozándola con las yemas de tus dedos.
Mientras la tocas, descubre sus zonas sensibles y si descubres otra, trabaja en ella. Haz círculos con tus dedos o dibuja trazos delicadamente, mientras le dices palabras dulces pero eróticas como la parte de su cuerpo que más te gusta, lo sensual que se ve desnuda, el aroma que despierta, lo suave de su piel, lo lento que quisieras penetrarla, etcétera.
Ella corresponderá a tus caricias de inmediato. Déjense llevar por lo que pidan sus cuerpos y luego penétrala en un vaivén delicado. Trata de sentir su humedad y tú lleva el movimiento y la dirección. Hazle sentirse protegida, venerada e idolatrada por su belleza. Que se sienta una verdadera diosa. Si ella está en el momento indicado, harás que tenga una cantidad de orgasmos inimaginables...
4.- La visita oscura
Después de haber iniciado el juego sexual, tu mujer podrá estar medianamente prendida, pero si quieres en realidad jugar sucio, entonces pon manos a la obra. Si te das cuenta de que ella está disfrutando mientras la penetras, por ejemplo, tú sentado o acostado y ella encima de ti a horcadas, intenta introducir un dedo, poco a poco, en su ano.
Seguramente no habrá molestia de su parte, al contrario, se prenderá mucho más y entonces sí... no habrá quién la pare. El ano es una de las zonas más eróticas, pero también de las más delicadas. Así que intenta no excederte. De ser posible, lubrica tu dedo o tu mano y luego avócate al juego.
Siempre te agradecerá que le toques la vagina y el ano o que roces la piel alrededor de éste, antes de la penetración. Si a ella le ha excitado demasiado —porque a muchas puede no gustarles— la próxima vez puedes penetrarla con tu pene. Con su debida lubricación, puedes hacerla enloquecer como nunca.
5.- Lúdico y sexual
Si estás casado, vives con tu pareja o tienes una relación de años, es común que la pasión se apague con el tiempo y la falta de novedad. Para que nunca te pase, haz todo lo posible porque no desaparezca del todo. Propónte cada noche, seguir despertando al vecino de abajo y al de al lado con el ruido de tu cama. Para eso sirven los juegos y juguetes sexuales.
Siempre descubre nuevas cosas, investiga puntos de placer junto con ella y de vez en cuando compra literatura erótica. Propónle a tu chica, iniciar un nuevo juego sexual, visitar una sex shop, comprar los objetos con los que quieran explorar, usar videos para excitarse o buscar alternativas como uso de dildos, vibradores o lencería sexy.
Aquí el ganador no sólo serás tú, porque a las mujeres —aunque la mayoría no lo dice— les encanta jugar. Si ella no sugiere algo, sorpréndela y comienza tú.
Compra alguna película porno y disfrácense ambos o sólo ella. Haz que se sienta sexy y cachonda. Ten a la mano dildos, juguetes, aceites, lubricantes o condones que hayan comprado. Date cuenta del tono en el que ella querrá el sexo. Si requiere ser dominada, entonces toma muy en serio tu papel; si quiere ser la dómina, dale todo el poder... y deja que todo pase.
6.- Placer atractivo
Otra estrategia para prender a tu mujer, es sorprenderla un día que evites estar con ella. Si primero provocas su ira y después la sorprendes con algo romántico ella sabrá que deberá ser más tolerante contigo y la próxima vez que cometas algún error, lo tomará menos a pecho. Así que ésta es la mejor estrategia: coloca velas por todos lados, inunda la casa de pétalos de rosa y haz un camino de éstos hasta la cama, en la que puedes colocarle algún regalo (chocolates, el disco o libro que tanto había querido, un peluche, una rosa o, en el mejor de los casos, el anillo de compromiso). Pon un disco de jazz y prepárate para lo que vendrá. Este tipo de proezas masculinas siempre te recompensarán la fatiga de ir a comprar tanta cosa, por inútil que parezca... 7.- Libera sus fantasías
Todos tenemos fantasías sexuales, pero las mujeres hemos sido reprimidas históricamente para decirlas, sin embargo, no quiere decir que no existan en lo más recóndito de nuestras vulvas.
Pregúntale qué es lo que quiere, qué es lo que siempre soñó que le hagan durante el sexo y hazla sentir en confianza para que no tenga vergüenza al decirlo. Una vez que te diga, por más disparatadas que suenen —tú también tienes las tuyas, recuérdalo— haz lo posible por hacerlas realidad.
Sin embargo, lo predecible siempre nos dará pereza, no lo hagas en ese instante. El día o noche que ella menos lo espere, hazle realidad su fantasía erótica, cualquiera que ésta sea. Después, con seguridad, tendrán una noche de sexo intenso.
8.- Desnúdala y acaríciala mientras estás vestido
Algo tan sencillo puede proveer una cantidad de erotismo como no te imaginas. Tómala desprevenida y desnúdala poco a poco, pero no permitas que ella lo haga contigo. Una vez que está totalmente desnuda, tócala haciendo caso de nuestro consejo número tres y recuéstala sobre un sillón o dile que se pare.
Si está parada bésala o lame desde los pies y ve subiendo hasta el cuello y su boca. Si se recuesta, tócala sólo con la lengua. Pásala de vez en cuando por su vagina o ano y cierra sus ojos mientras la recorres toda. Toca su clítoris con pequeños toques y abre sus piernas hasta donde ella pueda. Mantén su vulva abierta y sigue tocando su clítoris.
Ella, en este momento, querrá ser penetrada, pero no lo hagas hasta que tú tampoco puedas más. Manténla siempre al límite. Introduce dos dedos en su vagina y luego sácalos para acariciar su piel nuevamente. Repite esto hasta que ella te suplique que la penetres; cuando esté prendidísima, entonces desvístete (sin que ella te ayude) lentamente y manténle las piernas muy abiertas. Luego penétrala. Ella estará a punto de explotar...
9.- Sorpresivo y excitante
Muchas veces los hombres caen en el error de pensar que son ellos los únicos que piensan en sexo todo el día y que se excitan a cada momento. Grave equivocación. Las mujeres también pensamos mucho en ello, más de lo que imaginas. En ocasiones, una mirada breve al trasero de nuestro compañero de trabajo puede hacernos caer en malos pensamientos.
Si reúnes la adrenalina con la sorpresa, tu mujer, inevitablemente, caerá. Así que hacer el amor por sorpresa no les caerá nada mal. Por ejemplo, a la hora de comida de su trabajo puedes invitarla a comer, y en lugar de eso, llévala a un hotel. Hagan el amor como nunca y luego regresen, cada uno, a sus actividades. Ella no dejará de pensar en ti y tal vez llegue en la noche te haga una visita sorpresa, pidiéndote más...
Cuando vayas con ella al cine, escoge los asientos traseros. Una vez apagadas las luces, con tus dedos acaricia su vulva. Aunque no es una posición muy cómoda, intenta localizar el clítoris o frótalo por encima con ayuda de la tela de su falda o pantalón. Si creen que pueden hacerlo, con ella montada sobre ti, háganlo. Si no, ella te lo querrá hacer inmediatamente después de su salida, en el auto mismo o te hará una invitación a su departamento.
10.- Sigue explorando después de eyacular
Nosotros siempre queremos más. Somos insaciables. Recuerda que la relación sexual no siempre se acaba cuando eyaculas. Aprende a controlarte y a tardar el mayor tiempo, pero si ya no es posible, entonces espera un rato y vuélvete hacia ella.
Sígue tocándola, bésala en los labios con mucho fuego, dale sexo oral y ponla nuevamente cachonda. Dile que te haga sexo oral o pueden hacer un 69 y seguramente estarás listo para jugar de nuevo.
No hay nada que prenda más a una mujer que una juerga de sexo intenso, uno tras otro y que le provea además muchos orgasmos. Para eso intenta nuevas formas y pon en práctica los diez puntos anteriores. Si los sigues al pie de la letra, con tu propia dosis de erotismo y sensualidad, con seguridad tendrás una noche de desvelo erótico sin parar. Que tus ojeras del día siguiente te enorgullezcan porque lo has logrado: sacaste un diez con mención honorífica en la cama. ¡Felices noches de placer por venir!
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